COMO todo texto oral, Como cashora al sol es una novela de matices agonísticos que se manifiestan desde su primera línea: “¡Ira!”, dice la protagonista al abrir el diálogo, como contracción de la palabra “mira”; pero serán la rabia y el coraje los que se encargarán de conducirla hasta el círculo del odio. En un cruce de voces populares, entre el chisme y el rumor, el amor y la traición, el encanto y el desencanto, María Antonieta se debatirá en la angustia de la sospecha, porque nada es cierto, porque todos saben lo que nadie sabe, porque cada versión es verdadera y no.
Con un excelente manejo del diálogo, Conde recupera en esta novela los matices de la oralidad norteña de los años sesenta, años de auge económico de la frontera, propiciado por la guerra estadunidense, la zona libre, la dolarización de la economía, la sobrevaluación de la moneda, que, a su vez, conducen a la violencia lingüística, geográfica, de clase, de género, de pareja…